No iría con ella a bailes engalanados de alta alcurnia o a los más finos hoteles.
No, no era azul... Tan sólo era de color piel, dulce y fuerte. Sencillo, risueño, paciente y amoroso.
No tendría un gran corcel, pero la llevaba siempre en su fiel patineta. Tampoco la llevaría a grandes fiestas, pero le aseguraba su compañía para cualquier celebración.
No vivía en un gran castillo, pero sabía como atender a su princesa en su pequeño hogar.
No, no era como lo esperaba. Simplemente resultó ser mejor.
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