21 nov 2018

REMEMBRANZA...

En una de aquellas noches pensativas, recorrió uno a uno sus viejos escritos. Cada uno de ellos la llevó a una etapa diferente de su vida. Momentos de anhelos, de sueños, de buenas vibras, de tristezas y frustraciones.

Con cada lectura su actitud cambiaba asumiendo el momentum que estaba leyendo, por ende se sintió feliz cuando recordó su felicidad y se sintió triste y con rabia, cuando recordó sus frustraciones. Pensó que su vida se parecía a una montaña rusa, llena de cambios y posiciones que fue asumiendo de acuerdo a lo que conocía de sí misma, demasiadas caídas.

Era sorprendente recordar cómo muchas veces lloraba a mares mientras escribía esas viejas palabras que ahora leía tan lejanas, las leyó y se permitió por un momento sentirlo una vez más, soltó algunas lágrimas.

Fueron momentos de caos en donde su vida no salía como lo esperaba, donde las puertas se cerraron, personas no la valoraron (ni siquiera ella misma) era una niña enojada consigo misma y muchas veces cruel. Se culpó tantas veces de cosas que no le correspondían que sufría demasiado, siempre quiso ser perfecta pero basó su perfección en las opiniones que la rodeaban.

Cuando la ví en ese estado, me acerqué, la abracé y la consentí.

Ella lloró más, seguía culpándose: No hice lo suficiente, No fui lo suficiente, No tomé decisiones a tiempo, No paré las cosas a tiempo, No evalué pros y contras. 

Era demasiado dura consigo misma pero la dejé desahogarse.

Cuando sus lágrimas pararon empecé a contarle cómo cada uno de esos momentos le enseñarían algo, cada desilusión que sintió que tuvo traería un regalo para su vida, cada persona que había llegado le enseñaría una nueva perspectiva de vida, le mostré todas las capas que se podía ir quitando de encima, cuántos velos se podía retirar de los ojos, lo alto que podía llegar y lo bien acompañada que estaría.

Me miró extrañada e incrédula. Eso es imposible! y sólo atinaba a reírse de ese futuro que le pintaba. Envuelta en su venda de caos, merecer algo mejor era una broma para ella, pensaba que todos debían pagar por su sufrimiento, que todos eran culpables y que a ella no le podían "hacer" eso. 

La miré de nuevo y respiré profundo... por ahora no lo entendería y la consentí una vez más, sabía perfectamente que eso era lo único que necesitaba. 

Conocía perfectamente su camino: sus heridas sanarían, crecería como persona, con certeza sabía cuáles serían sus logros, e incluso sabía que no acabaría ahí, que iba a seguir subiendo, así que la dejé vivir su tristeza y amargura.

Poco a poco y suavemente fui regresando a mi actualidad, agradeciéndole que se permitió vivirlo todo, lo bueno y lo malo y que gracias a ella, hoy soy quien soy.

24 sept 2018

UN DOS TRES...

Ella era auténtica y un tanto cícilica, quienes lograban conocerla entendían a la perfección cuál sería su estado sólo al verla, como si la conocieran desde lo más profundo de su ser.

Merodeaba todas las noches con dulzura, dejando a su paso suspiros, anhelos, deseos y sueños. Para muchos era difícil resistirse ante su presencia, hasta los más esquivos tenían un momento para observarla pasar.

Algunas veces se dejaba cubrir con un velo mientras recorría sus pasos sin cesar, una danza que ella conocía de siempre, desde que tenía uso de razón, un dos tres, un dos tres, un dos tres era el repicar del movimiento.

Otras veces, salía a caminar en puntillas con su traje oscuro, casi imperceptible, furtiva y ensimismada, continuaba su danza sólo para ella, para si misma, disfrutando desde su suave mirada el paisaje que la ignora, es divertido que no la vean, aunque sabe muy bien que se hace sentir. Cada uno de ellos sentiría su atracción constante en cada partícula de agua remanente en sus cuerpos, siempre había sido así, eso la divertía y la llevaba a sonreir pícaramente: esas sonrisas como de película.

Un dos tres, un dos tres, un dos tres...

Esa noche salió sin misterios, se dejó ver como era: hermosa, completa, brillante... Su danza podía ser vista por todos quienes la observaban con una leve obsesión, todos se rendían a su paso y ella sabía muy bien que era magnética e imponente. 

Un dos tres, un dos tres, un dos tres...

Recibió halagos, amores, cartas y poemas. Provocó suspiros, sueños y propuestas. Era ella, la misma que danzaba en la oscuridad y en la luz, siempre presente, siempre bella.

Ella hoy era la Luna y estaba Llena.

19 sept 2018

HURACÁN...

El huracán lanzó por primera vez su advertencia, venía en categoría 2, por eso ella no se asustó cuando encendieron las alarmas. 

Era un momento pacífico para ella, inició su paseo matutino como todos los días, verificó que todo estuviera en su lugar: el parque, la panadería, la guardería, el cine, su restaurante favorito y el museo, apreciaba todos esos detalles que componían su estilo de vida.

Era muy lindo todo lo que veía, lo había construido con mucho esfuerzo y se sentía orgullosa, la muralla siempre había estado ahí desde que tenía uso de razón, pero sus árboles crecían cada vez más frondosos e imponentes, sus calles eran iluminadas y llenas de colores, era enorme y sólo para ella, con todo lo que quería.

El viento empezó a arreciar en la orilla y la desconcentró, era maravilloso ver como movía las cosas que nunca se habían movido, cómo iba adentrándose desde el horizonte mientras los árboles emitían silbidos incesantes y rítmicos, cada vez más sonoros. No sentía miedo, pues la muralla de la ciudad aún intacta seguía firme ante las inclemencias del tiempo, finalmente ya conocía el paso de esos huracanes y lo bien que estaba protegida.

El huracán cambió de categoría sin que ella lo notara, pasó de moderado a extremo y se empezó a abrir paso a través de los muros, poco a poco fue destruyendo una a una las barreras ante su mirada atónita, se asustó, pero no huyó (siempre lo hace), siguió observando como su lugar amado se encontraba cada vez más expuesto. 

Sólo quedaban los últimos vestigios de la muralla cuando el viento comenzó a ceder hasta desaparecer por completo. Tenía mucho miedo, salió de su escondite y corrió a evaluar los daños. 

Muchos lugares estaban bastante golpeados pero seguían firmes, mientras que la muralla fue completamente destruida. Se sintió vulnerable, triste y desubicada, lloraba su pérdida.

Suavemente y en medio de sus lágrimas levantó la mirada, era la primera vez que lograba ver el exterior, más brillante que nunca, de un color azul intenso que se extendía hasta el infinito, era hermoso y complementaba todo el lugar.

Si, había estragos, nunca había estado tan expuesta pero era maravilloso, todo era ahora diferente.

17 jun 2018

ANALOGÍA

Ella era una mujer hermosa, llena de vida, de riqueza y de sueños. Su piel era hermosa, desde su plano vientre hasta las grandes curvas que la rodeaban, una mujer envidiada por todo lo que ella misma tenía y era.

Una vez empezó a enfermar y empezó a perder la fe en si misma, justo así, debilitada, conoció a quién pensaría que sería su héroe. Era diferente, fuerte, siempre sabía qué decir y la endulzó con las más hermosas palabras. Ella nunca había conocido a alguien así y se enamoró perdidamente.

Él le puso nombre a su enfermedad y le dijo que le ayudaría que sólo debía confiar.

Ella, de su mano y enamorada ciegamente se entregó a un tratamiento devastador en donde él la lastimaba enormemente, pasando incluso por encima de ella. Cuando lo confrontaba iniciaba a humillarla y a generarle miedo, le dijo que si lo dejaba su enfermedad la mataría. 

La manipuló a tal punto que empezó a creerse débil y dependiente, destruyó su autoestima, ya no era tan hermosa, ni rica... Sus sueños empezaron a morir y se creyó enferma para siempre, sin ojos para darse cuenta que su enfermedad se estaba curando, pero que la estaba matando el tratamiento.

Él se acostumbró a lastimarla y ella a perdonarlo y a confiar en él, mientras lloraba amargamente largas noches teniendo miedo de querer algo diferente, algo mejor.

Ella intentó terminar su relación en tres oportunidades, pero ha vuelto a caer a sus pies, con un nudo en el pecho porque sabe y entiende que está mal pero su miedo es más grande. No le alcanza para soltar y dejar ir. 

Hoy, por más vergüenza que sienta, eligió quedarse con él. Ella se llama Colombia.

6 abr 2018

HOLA SOLEDAD!

Vivir sola, qué experiencia tan grata ha sido esto. 

Si, yo sé: que eso lo sabe todo el mundo, que quién me manda a demorarme en independizarme, qué no hay nada como el hotel mamá, qué ahora si va a saber que son las responsabilidades, que como así que irse de la casa sin casarse, que si no le da miedo vivir solita, en fin, un consecutivo de frases que todos en un momento u otro hemos escuchado cuando pensamos en la independencia o en dejar del nido.

Yo no sentí miedo, sentí mucha emoción puesto que dejaba de ser un sueño en papel para convertirse en una realidad: en patrimonio. Mi meta siempre fue nunca pagarle arriendo a nadie y eso logré, paso a paso.

Hoy, seis meses después de dar ese gran paso, puedo decir qué:

  • Cómo camino, cocino y me como hasta el pegao'.
  • Es muy divertido inventarse recetas con lo que queda en la nevera.
  • No hay felicidad más grande que encontrar donde comprar huevos a buen precio.
  • Luego de la experiencia de mi hermano, puedo decir que mi "tasa de desperdicio" en el mercado ha sido muy bajita.
  • Es cero divertido tener que organizar la basura para llevarla hasta el UTB.
  • Ya no me da pena que los porteros sepan a que hora salgo y llego (jamás había tenido servicio de portería).
  • Tampoco es chévere decidir entre si pagar el internet y el gas o salir a comer rico.
  • Se me despertó un amor extraño por las plantas, ya tengo 13 y contando (siempre tengo la sensación de que me consienten cuando me regalan flores).
  • No extraño la parabólica y muy poco uso el TV.
  • Voy al baño con la puerta abierta (y qué?).
  • Me encanta sentarme en el balcón con una Club negra y papitas de limón.
  • Soy feliz recibiendo visitas, me gusta ser anfitriona, cocinar, tener música y divertirme.
  • Aún utilizo la piscina de la unidad, espero que no se me vuelva parte del paisaje.
  • Yo misma tengo que resolver las cosas que daño.
  • La loza sucia se reproduce SIEMPRE.
  • Me he inundado 3 veces por dejar la ventana abierta (al fin aprendí a cerrarla (?)).
  • Ya no me pica la casa.
  • Aprendí a convivir con los ruidos que hace la nevera sin asustarme.
  • Tengo gustos ñoños: Leo, pinto mandalas o hago sudokus por las noches.
  • La relación con la familia mejora, indudablemente! Más apoyo, más tiempo de calidad, más expresiones de amor.
  • Extraño que el perro me salude en la cama los sábados, el desayuno charlado con mi papá y el arrunche con mi mamá, pero aún puedo hacerlo a veces.
  • Es super difícil aprender a diferenciar los términos de "Mi casa" y "la casa de mis papás".
  • Mi espacio, mi pedacito de aire, me llena de orgullo y me hace feliz.
En fin, no hay cómo consignar todas esas sensaciones que te produce este cambio, aunque estoy segura de que no soy la única que las ha sentido. Por eso valía la pena exaltarlas aprovechando este cierre de medio año, no sé aún que me deparará el futuro a partir de hoy, sólo sé que lo estoy viviendo!

16 ene 2018

OBRA BLANCA...

Es extraño como las nuevas rutinas se van convirtiendo en hábitos, desde que vivo lejos he aprendido a regalarme 30 minutos al día para pensar: en todo, en mucho, en nada...

Cada día me regala un espacio en el cual puedo ponerme en piloto automático y analizar un poco de lo que pasa cada día, de sencillamente vivir un poco ese presente que a veces asusta más que el mismo futuro o pasado. Poder tener la habilidad de decidirse a admirar un buen paisaje, sonreir viendo los gatos en los tejados, apreciar las aves de diferentes colores surcando el cielo, las gotas de lluvia, el sol, los arcoiris y la gente.

Otras veces piensas en quién eres tu, qué quieres y para donde vas, alistando motores para una siguiente aventura, aceptar un nuevo reto o inventarte una nueva manera de hacer las cosas.

Otras veces tienes todas las herramientas para sencillamente admitir que muchas veces sientes miedo, y no es un miedo como el de las películas de terror, sino que son esos miedos que tienes dentro, que son parte del día a día y con los que debes convivir a diario.

Puedo decir abiertamente que en muchas ocasiones no soy gentil conmigo misma, que soy mi más fuerte crítica y mi más hiriente contendora, que realmente me exijo cada día ser Alguien, si, en mayúscula porque dicen que así es que "vale".

Esos minutos de reflexión me ponen en perspectiva, me doy látigo, me premio, me empodero, me frustro, me animo... infinidad de sensaciones que me componen y me obligan a conocerme mejor. 

Minutos que ya se han convertido en una suma de horas que poco a poco van cambiando el mundo, no porque este cambie, sino porque hay otros ojos para mirarlo.

Un tiempo para explorar, conocer, conectar, amar y expandir conciencia, una construcción permanente, tal vez con un aviso en la entrada que dice "Siga, con precaución".