9 jul 2020

LA VIDA ES UN RATICO...

Es difícil iniciar una carta de despedida cuando aún no estás preparado para despedirte. Es duro dejar a un lado los muchos años de compañía y de compartir que se quedan atrás.

La canción dice: "Si me moría primero él me hacía un retrato, o, si él se moría primero le sacaba un son". Hoy te fuiste y aquí en medio de algunas lágrimas va mi "Son": 

Hola a tí en el más allá,

Siempre nos hizo falta algo, la pieza faltante, algunos dirían que un tornillo, yo diría que varios. Eso que nos hacía falta nos unía, compartirlo juntos hacía que el mundo fuera más real, existencial y en medio de todo, más divertido. 

No recuerdo cómo empezó todo, eras amigo de mis amigos y puff de un momento a otro estábamos todos juntos, compartiendo, viviendo aventuras, hablando de lo que nos hacía sentir bien y mal. Nos conectamos y hubo un click, te convertiste en mi mejor amigo y sembramos una amistad llena de reflexiones, comida, trago, dibujo, juegos, trabajo, en fin, miles de conexiones. 

Tantos recuerdos de tantas tertulias hasta la madrugada, por teléfono, messenger, hangout, whattsapp... Recuerdo tus escritos y cómo siempre teníamos esas pequeñas cartas para compartirnos, esas lecturas nocturnas y profundas que solías enviarme, escritos que poco a poco se fueron convirtiendo en lo que hoy es Goyito.

En muchos momentos debí prestarte más atención, teníamos formas espectaculares de tomar malas decisiones y aunque siempre nos regañamos seguíamos siendo tercos. Peleamos muchas veces y muchas más nos volvimos a contentar, porque siempre se trató de eso, de estar el uno para el otro a pesar de todo.

Últimamente no estuve muy cerca, podía ver y saber que estabas bien, feliz, viviendo un sueño que rogabas y ansiabas en el fondo durante tanto tiempo, construiste ese amor de novela correspondido, mientras tus metas, cada vez más grandes, se iban logrando. A pesar de la distancia seguías sacando el rato para regañarme y darme las lecciones que siempre me diste.

Mi querido nómada del mundo, siempre en movimiento, siempre yendo y viniendo, siempre buscando más, comiéndote el mundo con las ganas y la terquedad que sólo he conocido en tí. Un dibujo, un proyecto, un trabajo, un aprendizaje, todo lo que se te ocurría a la vez! El vicio que te reprochaba de querer hacer todo al tiempo pero que siempre lograbas, con trabajo, las uñas y la inteligencia que tenías. 

Me siento muy feliz de saber que esa luz inmensa en ti se esparció, dejó huella y dio fruto en la mente de tantas personas (esa cualidad de sembrar tan tuya). Todos tienen palabras de amor, aliento y fuerza gracias a tu recuerdo y a lo importante que eras para cada uno de nosotros.

Ay pelaito, creo que en vida nos dijimos de todo y sé que todo esto que escribo ya lo sabes. Quiero darte las gracias por siempre ser y estar, sin ti no hubiera aprendido tantas cosas nuevas y no hubiera entendido tantas otras.

Te tendré en mi corazón por siempre.