24 oct 2014

HISTORIAS DE LA MALETA III

Ese día amaneció en un país diferente al suyo, después de 18 horas de viaje en bus estaba bastante cansada como para pararse de la cama, pero su mente le decía que tenía que ir.

Se arregló, sacó sus papeles, tomó su pasaporte y tomó aquel busesito, igual a un transur intermunicipal, pero con una ruta que la llevaría de nuevo a otro país. Estar en una triple frontera es raro y divertido. Aún más cuando amaneces escuchando un idioma diferente al tuyo, sales y sólo 20 minutos después estás en otra zona horaria y recuperas tu idioma original... sólo por eso acabas de recordar que no importaron los 5 minutos más que te permitiste en la cama, ya que con el cambio de horario ya hay 55 minutos más de paseo!

Llegó a la pequeña terminal a tomar el bus que la llevaría a uno de sus destinos más soñados en ese año, cuando estaba en la entrada no podía prever la maravilla que iba a presenciar.

Empezó a caminar por un sendero que atravesaba una espesa vegetación, 15 minutos después las escuchó por primera vez, su corazón se aceleró y aceleró el paso. Estaba tan cerca pero las sentía tan lejos, aún no podía verlas! 

Caminaba muy rápido, prácticamente corría cuando en una de las curvas del sendero se abrió el panorama ante si y las vió...se detuvo en seco, se quedó sin aliento y sólo podía pensar WOW... 

Después de soñarlas por tanto tiempo, finalmente ahí estaba, bienvenida a las cataratas de Iguazú!


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