Iba ensimismada en aquel tren mirando por la ventana... al fondo estaba ese paisaje tan diferente al habitual, paisaje de las tierras extrañas donde primaba el blanco con el gris y el verde, pero ella realmente no lo estaba detallando.
En silencio absoluto y con la mirada perdida a través del cristal, se encontraba totalmente inmersa en sus recuerdos. Sobre el amplio vidrio ella podía traer imágenes tan vividas de sus pasadas experiencias, tenían forma, sonido, color y olor como el más avanzado de los proyectores. Pensaba en las risas, en las sensaciones, en todos aquellos momentos en los que la mente en blanco hacía que se disfrutara. En los planes que existieron, en la sencillez de lo básico, en las frases que se iniciaban con una voz y terminaban con otra.
Ella quería pensar, quería recordar hasta el último detalle y también trajo a su mente la indecisión, la locura y la amargura. Veía su vieja vida frente a ella, ahora tan ajena y una traicionera lagrima rodó por su mejilla.
Con su dedo la limpió, empuñó su mano y golpeó fuertemente el asiento... Respiró hondo y luego suspiró...
Se decide a ver mas allá del vidrio, a disfrutar los colores de aquel extraño paisaje, es hermoso! Mira a su alrededor y no está sola, que buen ambiente!
Ya no siente frío, se quita el abrigo y está arropada con la calidez del amor...
Al fin reacciona, ya está en camino viviendo su nueva aventura, está tranquila y todo se está acomodando como siempre debió ser.
Sonríe pícaramente y suavemente susurra... Gracias...
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