Ya han pasado varios meses desde que te fuiste de este plano terrenal y le sigo dando gracias a Dios por haberme permitido apreciarte y disfrutarte hasta los últimos días, que haya permitido una conexión tan bonita entre nosotras, al fin y al cabo era tu única nieta y nos pareciamos bastante.
Aprendí muchas cosas de tí, me diste buenos consejos y tu carácter y dulzura se encontraban tanto en los halagos como en los regaños, estoy segura de que eso me acompañará el resto de mi vida, así como me acompañan las anécdotas y las historias que de vez en cuando entran a colación en cualquier converzación que tengo.
Sabes? pasé un cumpleaños muy bonito, bastante felicitada por todos, muy recordado y muy especial, pero al final terminé con la sensación de que algo me faltaba. Tan sólo cuando todo pasó fue que lo entendí y tengo que confesar que fue un gran vacio que me faltara tu bendición en ese día.
Los últimos días te he soñado, te veo más joven en mis sueños... Puedo recordar eso, que al verte rompo a llorar (aunque no quieras) y te digo que te extraño, y que cuando te abrazo o te rozo despierto sobresaltada, con la sensación de que estoy contenta porque te ví pero triste porque te extraño.
Siento como si quisieras decirme algo pero no lo entiendo, no lo escucho o no lo recuerdo, quisiera entenderlo, tus consejos y saludos no me sobran... Espero soñarte de nuevo y escuchar lo que me quieras decir, por ahora me despido y sabes que no te olvido...
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