5 may 2011

LA SEMANA MAYOR Y YO...

Esta semana santa en la que realmente no hice mucho, pensaba en las semanas santas anteriores a esta, en como las he vivido, en como ha sido ese recogimiento espiritual, las enseñanzas familiares, entre otras cosas.

Durante esta semana dan la única misa del año a la que me gusta ir, la de la noche del sábado santo, debo confesar que no todas las veces he ido pero me parece una misa muy bonita, personas alegres que cantan con ganas, los curas contentos pregonando la buena noticia, hay coros bonitos, se siente algo muy especial, diferente, es una fé palpitable. En ese momento pienso en porque hay tanta gente que asiste a grupos cristianos, me imagino que buscan ese tipo de ganas en el resto de la gente, aunque creo que muchas veces se toman ciertas pautas tan enserio que,
sin ánimo de ofender a nadie, se vuelven extremistas y cansones.

Recordaba mucho a mi abuela, ya que desde muy pequeña solíamos ir a tuluá a pasar con ella la semana santa. Ella que siempre fue muy devota de la Virgen siempre tenía una agenda muy ocupada esos días, oraba mucho y por ella conocí mucho de esta semana de pasión. Desde muy pequeña fui un orgullo familiar que a mi abuela le gustaba compartir, me llevaba a participar anualmente en las procesiones del resucitado, y cuando crecí un poco encabezaba la procesión del santo sepulcro, el cual siempre fue sagradamente adornado con las orquídeas del jardín de mi abuelo (su hobbie). Sus amigas, quienes eran las organizadoras, iban a buscarnos y me ayudaban con el vestido impecablemente bordado y organizado, el maquillaje, y las largas trenzas llenas de cintas que adornaban mi cabeza, el ramo, una gran revolución en casa y yo estaba lista para salir y hacer mi parte en la familia, gran responsabilidad esa de ser la única nieta y de tener un abuelo y tres abuelas tulueñas (junto con la nana y la tía abuela) todos tan devotos en la misma casa.

Al final el tiempo siguió pasando y ya crecí un poco más, dejé de ir a tuluá a pasar semana santa, así que dejaron de contar conmigo para esos menesteres. Las pocas veces que volví ayudaba en casa pero dejé de acompañar a mi abuela a sus misas, tampoco acompañaba la procesión pero si la veía pasar. Empezamos a ver el lado vacacional de esa misma semana, a recorrer el país en esos días con mi familia mientras que mi abuela hacía todo el recogimiento por nosotros, como siempre.

Este año volví a esa misa y no sé cuantos años pasaron sin que lo hiciera, volví a sentir lo mismo y no pude evitar recordar todo esto, a mi abuela en la ventana, su sonrisa en el rostro, su gesto de orgullo, y hoy estaba con mi madre, junto a ella compartiendo algo que no hacíamos hace tiempo, recogernos en familia, sintiendo que cada quien cree a
su modo pero que al final siempre cree en algo y que eso (no importa como se llame) se puede sentir y compartir.

2 comentarios:

Demente Tech dijo...

Me gusto manita... me hiciste recordar lo mismo...

Isaja dijo...

la única nieta y el único nieto :P