29 ago 2012

NUEVO HÁBITAT

Vivía a sus anchas en aquel nuevo espacio que habitaba, adoraba la brisa del atardecer y el suave despertar del resplandor del amanecer, pasaba los días atravesando las verdes copas de los árboles en total paz y tranquilidad y a pesar de que saltaba de junco en junco tardes enteras, no encontraba fin ni límites a ese lugar de paz y descanso, aún no creía la inmensidad de donde estaba... 

Cada una de las regiones exploradas traían consigo una gran cantidad de nuevos compañeros, se sentía bienvenido en todas las ocasiones, siempre encontraba comida y bebida para él, y todo se desarrollaba a la perfección.

Pero habían aquellos días, en los que la tintura del día se volvía opaca y una parte de él se perdía en sus recuerdos. Recordaba su hábitat anterior, era infinitamente menor que éste, pero cuando era pequeño se le antojaba igual de inmenso, durante mucho tiempo no encontró ningún límite y tenía a su disposición comida y agua en todo lugar que iba, era un hábitat algo solitario pero la mayor parte del tiempo se encontraba con su cuidador, quien le dedicaba su tiempo, espacio y lo acompañaba, estaba ahí y no necesitaba nada más que lo que le brindaba. Con él tuvo grandes momentos y vivencias, en estos días, a pesar de la perfección, se descubría extrañándolo.

Recordó el día que intentando huir de la soledad y en la búsqueda de algo mejor dentro de ese espacio, encontró sus límites. Unas grandes rejas que subían hasta que se perdían en el cielo, encontró que su cuidador era sólo un traficante que aparentaba esa amabilidad y ese compartir para con él, descubrió que su hábitat era una gran jaula en la que vivía a ciegas.

Él contó con ayuda y logró salir de ese mundo de traficantes para encontrar su hogar actual. 

Hoy, este tití, en la copa del árbol más grande de la reserva, espera con ansias la perfección que le traerá el día de mañana y agradece que su cautiverio le haya enseñado a atravesar con pasión y esfuerzo cada rincón de este extenso bosque.

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