11 jul 2011

LA NECEDAD DE LOS SENTIDOS

Cuando eramos pequeños nos enseñaban los sentidos en el colegio.

Nos enseñaron que el sentido del gusto es captado en su totalidad por las papilas gustativas que están en nuestra lengua, sentir y diferenciar el dulce, lo amargo, el ácido y lo salado. Pero no nos enseñaban que el sabor de un beso no se siente ni se capta en las papilas y que su dulzura y amargura se miden en el corazón y el cerebro.

Nos enseñaron que el sentido del olfato es captado por las neuronas olfativas, que son capaces de almacenar y diferenciar los miles de olores que vivimos a diario. Pero no nos enseñaban que las personas también vienen con olores y que los olores nos pueden transportar a otras épocas y momentos de nuestra vida.

Nos enseñaron que el sentido del tacto es percibido por el organo más grande de nuestro cuerpo que es la piel, que con el detectamos la presión, el calor, el frio, lo humedo, lo seco, entre otros estados asociados a la física. Pero no nos enseñaban que hay quienes te tocan y te generan incluso cambios emocionales, percibes más que presión, cosquilleo y calor al tiempo.

Nos enseñaron que el sentido de la audición se da en el oído, nos describieron el tímpano y todas sus pequeñas partes y de como se traducen las voces, la música y la naturaleza en pequeñas y únicas vibraciones que aprendes con el tiempo a diferenciar. Pero no te enseñaban que hay palabras y canciones que escuchas, que producen reacciones en los lagrimales, los labios, la piel, el pecho y el corazón.

Nos enseñaron que el sentido de la vista se encuentra en los ojos, nos hablaron de cristalinos, córneas, retinas y de como transformamos las ondas lumínicas en imágenes dentro de nuestro cerebro. Pero no nos enseñaron que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Que ver es solo una parte, pero el problema es la percepción, el daño o el bienestar que puede generar.

Nadie nos enseñó que aunque cada sentido capta todo fielmente y como es, el cerebro nunca es capaz de procesar la información verazmente, y que aunque nuestro cuerpo funciona como una máquina y obtiene con una eficacia total todo lo que se encuentra alrededor, el cerebro y el corazón son capaces de hacerte sordo, de vista gorda e insensible.

Que el corazón percibe como quiere lo que le llega y que eso no es controlable.

Tampoco nos enseñaron a cultivar el sexto sentido, que aunque es uno de los más importantes porque percibe y entiende por completo lo que entra por los sentidos, es el más discriminado cuando de sentidos se trata. No nos dicen que confiemos en él, que lo ayudemos, que le dejemos trasmitir lo que realmente sucede, para que nunca el corazón nos deje engañarnos a nosotros mismos.

Porque una cosa es lo que percibes, otra lo que pasa y otra lo que quieres que pase...

2 comentarios:

Paolita dijo...

lo q yo necesito cultivar ese SEXTO sentido para evitar relacionarme con hombres que no valen la pena

Isaja dijo...

dale, es difícil pero no imposible! ;)